11 jul 2014

CONDONES... EL SIEMPRE ESTA LISTO

Corría el año 2004, no recuerdo el mes, solo sé que mi esposo me pidió acompañarlo al Hospital de Neoplásica a conversar con un colega, los pasadizos estaban repletos de pacientes el escenario era muy conmovedor, mucha gente durmiendo en las bancas o sentados en el piso, niños y adultos con sus cabecitas cubiertas para tapar los efectos de la radiación, he oído hablar que el cáncer no hace distingo, pero aquí se había ensañado con los más pobres, es donde te detienes a preguntarte ¿Qué puedo hacer para aliviarlos? y te das cuenta que casi nada, de pronto solo regalarle una sonrisa o una palabra de aliento, impotencia es lo que sientes, piensas cuanto debemos valorar la salud. 
No nos ubicábamos donde estaba el consultorio de su amigo, que mejor que llamarlo para preguntarle, mi esposo vestía su clásico saco de médico y les comento su mala costumbre de tener los bolsillos siempre repletos de cosas,  costumbre que no he logrado quitársela, (puede cargar una biblioteca, farmacia, recetas etc. en cada uno de ellos o cosas tan singulares como la que me dio pie a esta historia) metió la mano al bolsillo para sacar el celular y con el salieron más de un condón desparramados por el suelo, calculo unos cinco o seis; de marcas y sabores, las personas esbozaron una sonrisa y uno por ahí comento con voz sagaz “¡Señora, siempre listo su esposo ehh!… que buena que se las trae… Ajá!!” obviamente quería desaparecer de la vergüenza, como explicarle que mi esposo medico ecografista, siempre estaba listo para atender a una paciente con prescripción de ecografía Endo vaginal, un condón es necesario para cubrir el transductor. Ni modo la anécdota estaba dada, pero lo positivo de la experiencia es que esas caritas que estaban tristes o soñolientas sonrieron y aunque con mi cara encendida y acalorada, me involucré en ellas.