Transcurría los años 84, ciudad de Arequipa, en las tardes Ednita y yo cumplíamos con hacer las practicas de facultad en el estudio de abogados, ella con su padre Don Hernan, excelente profesional y caballero y yo con mi maestro el Dr. Eduardo Caceres Bedoya, siempre quedábamos para encontrarnos a la salida en la calle San Francisco para irnos cada una a casa caminando, así nutríamos nuestra amistad: conversando, riéndonos, comentando las clases del día, aprendiendo a disfrutar la vida, el calendario marcaba el mes de enero, época que en Arequipa suele llover torrencialmente, volviéndose las calles en verdaderos riachuelos, algunas empozadas que con el correr de los autos terminábamos doblemente mojadas, nuestros cabellos mas lacios que de costumbre, parecíamos unos pollos mojados, pero lo disfrutábamos. Recuerdo calzar mis zapatos color esmeralda con taquito, parecido a los que usa Minnie mouse, al cruzar la calle, el taco de mi zapato, se atasco en la pista adoquinada, lo cual me hizo tirar de mi pie una y otra vez y nada... los segundos eran oro porque los carros venían a cierta velocidad, mi amiga matándose de la risa jalaba de mi brazo...no me quedo otra cosa que despojarme de mi zapatito y cruzar a "pata cala", en ataque imparable y contagiante de risa a la otra acera, la gente que pasaba hacia lo mismo: REIR.
Obvio, luego recogí mi zapato, literalmente parecía una lancha hundida, lleno de agua y medio chancado...
Esa noche me la pase estornudando ya que me toco hacer algunas cuadras mas a pie por el simple hecho de terminar empapada y disfrutar de la belleza de la lluvia.
Épocas doradas y añoradas que uno quisiera revivir, por ello nunca dejes de disfrutar cada minuto de la vida en algunos recordarás y valorarás tus anécdotas.
