Viví
22 años en la majestuosa ciudad de Arequipa, donde encontré amigos increíbles,
que a la fecha perdura y con los que continuamos acrecentando nuestra amistad.
Años después fui invitada a conformar un Club Rotario, en este caso estaríamos encargados de formar el primer club mixto, nos gustaba servir y practicar labor de
apoyo a la comunidad, ya existía uno de mujeres único en el Perú y los tradicionales y exclusivos
de varones, sueño que después de un año de preparación, perseverancia y coordinaciones lo
lograríamos se llamó Rotary Club Arequipa Primavera, recibiendo nuestra Carta de Constitución un 12 de septiembre de 1992, coincidentemente el día que apresaron Abimael Guzmán, recuerdo que con tal motivo el Gobernador puso dos horas mas de orquesta, bailando hasta altas de la madrugada, estábamos muy entusiasmado para dar inicio a nuestras actividades. .
Llegó
la hora de retornar a mi Lima natal, sobre todo a mi distrito de Barranco donde
crecí, si había vocación rotaria no podía abandonarlo, llegaría la hora de
enrolarme a las filas de un nuevo club rotario y obviamente si mi domicilio era
Barranco, por lógica, era donde debía y quería pertenecer. Averigüe dónde se
reunían, no fue difícil saberlo.
Un jueves por la noche. llegué al Barranco
Tenis Club, antes de que suene la campana para dar inicio a la reunión Rotaria
y sin más ni más ingresé al salón donde encontré un grupo de aproximadamente 20
caballeros muy elegantes, vestidos de traje oscuro cuando ingresé me miraron
espantados era como ver ingresar una mujer a un convento de clausura de monjes,
pude ver en algunos esbozar, (pocos) una sonrisa en otros fruncir el ceño, como
decir : -¿quién es esta invasora?- Se preguntarían, abrí mi cartera y saque la
carta enviada por mí presidente Rotario de Arequipa para que me acepten en su reunión
como invitada con la posibilidad de ser aceptada, aunque repito, era un Club
exclusivo de hombres, esto era algo espantoso quisa ¿una mujer? casi imposible o difícil de digerir sin
embargo ellos muy educados me invitaron a sentarme y a participar de la reunión
y así lo hice por un mes aproximadamente, creo, que fui cayendo en gracia, al
finalizar se acercó el presidente y me pidió que los próximos jueves no
asistiera pues debatirían y someterían a voto si es que una mujer podía ser
aceptada.
Era
el año 1993 y aunque no se hablaba de la cuestión de género me sentía un poco
discriminada pero entendía que era un club tradicional y nada se podía imponer,
al cabo de un mes fui invitada
nuevamente a sus reuniones y así jueves a jueves fui ganándome a cada uno de
estos grandes y respetables señores rotarios recuerdo mucho a Don Félix Lituma
quién luego se convertiría en mi padrino de ingreso al Club, Ricardo Cornejo,
quien se convertiría en uno de mis grandes amigos, el queridísimo Alfonso
López, tesorero del club, tan cariñoso y bondadoso, el doctor Carlos Felipe Gordillo, Felipe Rivas
Mendo que luego sería quién me casaría en el Municipio de Barranco tremendo
honor, no voy a olvidar nunca a Lizardo
Mejía pues fue la persona que durante las primeras reuniones me miraba con un
ceño fruncido renegaba y se resistía que una mujer entre al Rotary, al final
llegaríamos a ser muy buenos amigos no olvidaré aquella reunión cuando me
comunicaron que después de un largo y difícil debate me habían aceptado como la
primera mujer en el Rotary Club
Barranco, imagínense para mí tremenda revolución que arme y un gran honor el mío pues todos los
señores de este club eran muy conservadores me sentí sumamente emocionada era
un gran logro un reto difícil de cumplir y asumir el compromiso para los
deberes de Rotary: Compañerismo, Integridad, Liderazgo y servicio.
Llegó el día de mi
juramentación, fue justamente Félix Lituma quién se encargaría de
ponerme la insignia Rotaria, bellísima e
inolvidable experiencia en ser
partícipe de actividades en Servicio a
la comunidad, en el Club, el servicio a la juventud, apoyando a formar el
ROTARACT; en conocer el significado de la prueba cuádruple y demás conceptos y
valores de Rotarios que me enriquecían, conocer a mis nuevos amigos fue genial,
con quienes posteriormente compartiría inolvidables reuniones grandiosos bailes
de jarana criolla, alegría risas tristezas hoy muchos de ellos ya partieron a
un mundo mejor, pero jamás olvidaré todo el cariño recibido de parte de ellos
el gran orgullo de convertirme en la primera mujer rotaria en este
grandioso club, sentirme empoderada, lamentablemente al nacimiento de mi hijo y por tener que
mudarme al distrito de Lince no
continuamos en el club y digo continuamos porque mi esposo también se
hizo rotario. ¡¡¡¡Siempre mi cariño y
mejores sentimientos para Rotary Barranco!!!!
Mery
Rosas
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