Segundo año de universidad 1982, Javier y yo nos habíamos trasladado al programa de derecho, él era oficial
de policía había sido cambiado a la ciudad de Arequipa, y yo había estudiado la carrera de Teología decidimos ingresar a la
facultad de Ciencias Jurídicas, recuerdo haberlo conocido en la oficina de informes de la universidad, donde yo practicaba. Nos hicimos muy amigos ,compartíamos largas conversaciones y charlas
de café, solía ir por las noches a casa a estudiar el famoso curso de procesal
civil, que con tanta exigencia impartía el profesor pequeñito popularmente
conocido como “moroco topo”. ¡Extremadamente metódico, disciplinado, sacaba sus
fichas de estudio y como jugando nos hacía aprender el trámite del incidente al
pie de la letra, por lo menos a mí, tan aterrada me tenía, por solicitar el
profe que lo recitaran con puntos y comas, ayyy si nos faltaba algo con una
mirada penetrante nos decía “...a su sitio desaprobado!!!" trauma
fatal...…, debo contarles que me mando a la clínica por tener un “estrés procesalista
“y un 08 más grande que mi cabeza, plasmado en mi hoja cuadriculada que aún conservo.
algarabía total,
el permiso había sido otorgado, y aunque la noche paso muy rápido, nos
divertimos y bailamos hasta el cansancio. Doce de la noche, misma princesa a su
calabaza, estaba tocando el timbre de mi casa, bajando del patrullero con
circulina activada. Hoy Javier y yo seguimos siendo tan amigos como antes. Como atesoro estos recuerdos que
alimentan mi alma.
Mery
Joel Dijo: dí una oteada a tu blog la pera madura, fue reconfortante que hayas escrito esa remembranza del permiso a tu padre en el Hotel El Portal para ir a la fiesta de Raúl en alusión a mi persona, pero detecté un pequeño error, no era un general, allí te equivocaste, era más bien un doberman. De verdad que tu padre era bravo
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