29 oct 2009

PERMISO PARA SALIR CON SU HIJA SEÑOR "GENERAL"

Segundo año de universidad 1982, Javier y yo nos habíamos trasladado al programa de derecho, él era oficial de policía había sido cambiado a la ciudad de Arequipa, y yo había estudiado la carrera de Teología decidimos ingresar a la facultad de Ciencias Jurídicas, recuerdo haberlo conocido en la oficina de informes de la universidad, donde yo practicaba. Nos hicimos muy amigos ,compartíamos largas conversaciones y charlas de café, solía ir por las noches a casa a estudiar el famoso curso de procesal civil, que con tanta exigencia impartía el profesor pequeñito popularmente conocido como “moroco topo”. ¡Extremadamente metódico, disciplinado, sacaba sus fichas de estudio y como jugando nos hacía aprender el trámite del incidente al pie de la letra, por lo menos a mí, tan aterrada me tenía, por solicitar el profe que lo recitaran con puntos y comas, ayyy si nos faltaba algo con una mirada penetrante nos decía “...a su sitio desaprobado!!!" trauma fatal...…, debo contarles que me mando a la clínica por tener un “estrés procesalista “y un 08 más grande que mi cabeza, plasmado en mi hoja cuadriculada que aún conservo.
Huguito, un muchacho de la clase,  muy singular, a quien recuerdo con mucho cariño había organizado su fiesta de cumpleaños,  nos pasó la voz, faltando escasamente cuatro horas ,estaba entusiasmadísima por ir , sin embargo no le había comunicado a mi padre por estar en una conferencia en el famoso Hotel Los Portales de la Ciudad, por lo tanto no tenía permiso de por medio, papá era tan rígido con mis amigos, como el profesor, con un rostro adusto, que había que mirarlo a un metro de distancia o tal vez se parecería al general más serio de la policía ,chapado a la antigua, no me perdonaría que vaya sin el consentimiento respectivo. A Javier no se le ocurrió mejor idea que acercarse al hotel donde dictaban la conferencia, y aun con su uniforme de oficial y patrullero instalado en la plaza de armas, bajó a pedirle el respectivo permiso al Señor Rosas. Irrumpió el salón de conferencias, yo detrás de él y con un gesto hicimos que se acercara, silencio sepulcral en el salón y miradas puestas en nosotros, "conferencia en pausa": -permiso para salir con su hija señor "general" !!!!, papá que ya lo conocía, respondió --permiso concedido, cuídemela y tráigala a casa, antes de la media noche
algarabía total, el permiso había sido otorgado, y aunque la noche paso muy rápido, nos divertimos y bailamos hasta el cansancio. Doce de la noche, misma princesa a su calabaza, estaba tocando el timbre de mi casa, bajando del patrullero con circulina activada. Hoy Javier y yo seguimos siendo tan amigos como antes.  Como atesoro estos recuerdos que alimentan mi alma.

                                                                              Mery

1 comentario:

  1. Joel Dijo: dí una oteada a tu blog la pera madura, fue reconfortante que hayas escrito esa remembranza del permiso a tu padre en el Hotel El Portal para ir a la fiesta de Raúl en alusión a mi persona, pero detecté un pequeño error, no era un general, allí te equivocaste, era más bien un doberman. De verdad que tu padre era bravo

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