Corrían los años 90, trabajaba en una editora legal en San Antonio, Miraflores habíamos
armado un bonito grupo, Amelia, Elsita y yo. Amelita, una
chica alta, rubia, re contra pilas, muy alegre, esa amiga que todos quieren
tener era mi socia en el baile, para divertirnos. Solíamos salir de juerga todos los fines de semana, nuestro lugar
acostumbrado, la fija la peña folclórica : “Las brisas del Titicaca", nos
divertíamos a rabiar, tanto así que nos faltaba pies para bailar, y manos para
aceptar las invitaciones a las morenadas ,sayas, con los sikuris, caporales
,valses, marinera, salsas y todo aquello que tocaran, podíamos asistir los viernes y sábados con la vitalidad del momento, no nos perdíamos ni una,
de pronto fuimos invitadas a una de las mesas
principales, nosotras siempre "ladys" manteníamos nuestra
línea y con una sonrisa elegante, respondimos: - "no gracias aquí estamos
bien, minutos más tarde nos enteramos que en aquella mesa a la que fuimos invitadas , era la de los directivos
y presidentes de la asociación con sus respectivas esposas y como veían a unas chicas con tanta gracia al bailar , les caímos simpáticas y pensaron que teníamos
arraigos de Puno y podíamos integrar la
Asociación, vaya que derroche y altivez de nuestra parte, al darnos cuenta de
nuestra descortesía obviamente no pudimos evitar sentirnos mal, sobre todo
porque la invitación había despertado en nosotras apresuradamente una serie de
comentarios poco simpáticos hacia estos
señores de edad avanzada.
Continuamos asistiendo los viernes y sábados sin embargo nunca más hubo
un gesto similar por parte de la Directiva, asumo comentarían“…Ahí están las sobradas..!”.
Ahora de "viejas" cuando vamos a divertirnos muy de vez en
cuando o la clásica cuando llega un amigo del extranjero, paso obligado por las
brisas del Titicaca, no podemos dejar de recordar esta secuencia anecdótica de
las "damas de las brisas", sin embargo, nuestra alegría y entusiasmo
por el baile, siempre está a salvo aunque ya no con la energía de antes, tiempos aquellos que dejaron huellas.
Mery
Mery
Fantastico recorde algo parecido que nos paso a mi amiga Meche y a mi por bailarinas
ResponderEliminarMe encantó la anécdota, que facilidad para escribir con una narración descriptiva, que ya me veía incorporada en la historia, escuchando tan linda música!!! Ah, Las Brisas del Titicaca, lindos recuerdos!!!
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