“Me
gusta la gente simple, que se levanta temprano, porque hay que limpiar la
calle,
pintar el frente al mercado, bajar del
camión la fruta, repartir los telegramas,
servir el café, la sopa, pescar, embolsar
la papa, cortar el árbol preciso para hacer una guitarra
con la que un día el cantor, caminará por
la patria contando la gente simple,
que sin ella no hay nada, ni siquiera la
milonga que en el mundo me declara…” (Facundo Cabral) y así es Don Abilio y
Wuicra, dos extraordinarias personas que madrugan muy temprano para ir al terminal
pesquero y traer los pescados frescos para los vecinos del Mercado Risso de Lince,
llevo 23 años viviendo aquí y lo he visto envejecer a Don Abilio, por consiguiente, él también a
mí, pero siempre con una sonrisa y amabilidad que difícilmente pueda borrar, es
su sello de vida. Veo sus manos empapadas permanentemente del hielo, las aguas
para lavar el cuchillo, la esponja vieja para “limpiar” la tabla, me pregunto
si a este hombre le dolerán sus huesos, si el al igual que yo tiene problemas a
veces difíciles de solucionar, pero él siempre me demuestra su sonrisa amplia,
su gran corazón. Cuanto me enseña SEÑOR,
lo admiro ¿sabe?, me alegra. Últimamente se ha unido Wuicra, que llego de la
Selva, pero rápidamente aprendió del maestro, amable y solicito atender a los
caseros.
Son cortas mis líneas para presentarle mi
respeto a la gente simple de corazón millonario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola gracias por leerme, cuéntame que te pareció esta historia