Esta vez les traigo una historia de mi época
universitaria. Cursábamos el tercer año de facultad, como es normal, habían
clases que nos apasionaban desde luego no queríamos perder ni un solo detalle,
porque nos permitía crear el debate, como la de derecho civil o la de derecho
Penal con el “Dr. Castilla,(obviamente he cambiado la identidad) los chicos
siempre creando apodos disparatados a los profes; le habían puesto a este último
“chupi gel “en alusión a una gelatina preparada en envase platico como un
marciano que vendían en la época, mi Maestro sufría de Parkinson, crueles mis compañeros!!, tuve
la suerte de practicar muchos años en su estudio, y de el no solo aprendí la
doctrina en aplicación a los casos, aprendí el ejemplo de integridad y buenos
valores, siempre lo recordare con una
gran estima.
Las clases concurridas sobre todo cuando el
profe nos contaba los casos más sonados de la corte de Arequipa; como es lógico
también existían catedráticos que nos laxaban, nos sentíamos aburridos, solo sé que por lo pesado de la metodología
hacia que se tornara en un masivo ausentismo. De todas maneras esto causaba
pena, pues nos poníamos en el lugar del catedrático y asumíamos que no le
parecería nada simpático, entrar a un salón vacío. Un día se nos ocurrió una mejor
idea a nuestro entender del momento, decirle a Mariana, la
chica rubia de la clase (parecida a una locutora de televisión Mónica Delta) y
que gustaba de tocar guitarra, me acompañara con los acordes junto al grupo de
chacoteros, solicitar al profe, le rindamos una cortesía, por ser el más
querido, y dedicarle una seguidilla de canciones, a los que nuestro querido
profesor accedía gratificado. (Que patética nuestra actitud, engañar a nuestro
maestro, para pasar la hora) su canción preferida era vieja limeña o más aun El Minero, la que le entonaba con entusiasmo y pedía a mis compañeros corearan y
acompañarán con las palmas. Entre canción y canción los cuarenticinco minutos
de clase habían pasado y nosotros sin conocimiento alguno del curso; que
vergüenza digo hoy!.
Vaya las locuras de juventud no siempre nos llevan a
enorgullecernos, pero de que la pasábamos bien, la pasábamos!!, vivencias del
pasado, que rememoro para contarla hoy en mi Blog.
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