Mi pequeño hijo acababa de cumplir cuatro años, andábamos encantados con sus ocurrencias, todos los fines de semana disfrutábamos nuestros paseos, casi siempre salíamos con alguien más de la familia, en esos días, había llegado un primo de mi esposo de Arequipa, entretenidos con su compañía, queríamos ser buenos anfitriones, decidimos salir a dar unas vueltas por Lima, mostrándole como había cambiado la ciudad.
Paseo por Miraflores, el tradicional Barranco
con puente de los suspiros obligado, el circuito de playas entre otros lugares.
En una de las paradas de semáforo un chiquillo ambulante nos había
ofrecido una bolsa de cancha serrana o comúnmente llamado "tostado", comprando el
paquete más grande para ser compartido entre todos, mi "bb" había
tomado la bolsa y se encargaba de repartir. Nuestro paseo estaba sumamente entretenido
cuando de pronto Roberto, nuestro visitante comentó: - "Oye creo que esta canchita esta húmeda,
¿verdad?", ...miré asombrada, al asiento posterior preguntándole a mi
niño : -hijo ¿la canchita esta mojada? , respondiéndome inocentemente "mamí solo le quite el saborcito...! 👱 guacalaaa, no se
le ocurrió mejor cosa que saborearla primero y volverla a poner en la bolsa,
pobre de nosotros!, no me quedo más que tomar aire, guardar paciencia absoluta
y explicarle que eso no se debería hacer nunca.🙊 sin embargo todos reímos espontáneamente. Cosas que pasan y que no puedes controlar, pero que de una u otra forma te hicieron el día.
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